Comisiones Obreras del País Valenciano | 28 agosto 2025.

Los servicios sociales nos definen como sociedad

  • Artículo de Ana Belén Montero, secretaría de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO PV, publicado en Levante-Emv

Corregir las debilidades que arrastran los servicios sociales en nuestra comunidad es un gran reto por el que no podemos “pasar de puntillas”. Es esencial retomar la construcción normativa y práctica de un sistema más sólido, con mayor equidad territorial, que genere empleo esencial no deslocalizable, que profundice en el bienestar y permita a la población vivir dignamente. 

27/08/2025.
Ana Belén Montero, secretaria de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO PV.

Ana Belén Montero, secretaria de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO PV.

Cuando hablamos de “sociedad cuidadora” nos referimos a un concepto complejo con múltiples enfoques. No podemos hablar de cuidados, en sentido amplio, sin aterrizar en el trabajo que se realiza desde los servicios sociales. El modo en el que enfocamos los cuidados depende en gran medida de decisiones políticas, también en lo que respecta a este pilar fundamental de nuestro estado de bienestar. El sistema de servicios sociales nos protege en situaciones de necesidad como dependencia, discapacidad, empobrecimiento, protección familiar, cuidado de menores, violencia de género, o emergencia habitacional; pero acompañando desde lo público.

El progresivo envejecimiento de la población nos obliga a una nueva manera de afrontar la vulnerabilidad. Necesitamos una redefinición del modelo rector en la calidad de los servicios, transformar un sistema de cuidados frágil y poco adaptado a las necesidades de la población, para poder garantizar una atención continuada, suficiente y justa. Lamentablemente, la deriva conservadora del Consell, más enfocado a denostar lo público que en reforzar un sistema de reciente construcción, no cesa en su empeño de fracturar la consolidación del sistema. Los constantes cambios -que no son más que retrocesos- empeoran la atención a la población más vulnerable.

Se subvierte la esencia del sistema al contemplarlo en términos de negocio “una dinámica demográfica que puede resultar muy rentable y beneficiosa para determinados sectores”. Se desvían fondos públicos a lo privado denostando el interés general; se eliminan partidas para la rehabilitación y construcción de infraestructuras públicas (centros residenciales, centros de día, viviendas tuteladas); se aumentan de forma generalizada las plazas máximas permitidas en los centros, servicios y programas, en detrimento de una atención personalizada, sobrecargando plantillas cada vez más mermadas.

Asimismo, se destruye cualquier avance en las condiciones laborales y se incumplen acuerdos de mejora salarial y de jornada, pese a estar firmados por el propio gobierno valenciano, con sindicatos mayoritarios y patronales. Se elimina la posibilidad de ampliación de crédito presupuestario en las prestaciones reguladas en la Ley de Servicios Sociales, lo que implicará una vulneración del derecho a acceder a una prestación o servicio. Y, mientras tanto, muchos centros de atención primaria tardan dos meses en asignar cita, se amplía cada vez más la lista de espera en dependencia, fundamentalmente por falta de personal.

No podemos “cerrar los ojos” ante esta situación de desmantelamiento indecente de los servicios públicos. Debemos defenderlos y actuar en consecuencia. No podemos respaldar ni confiar en unos mandatarios que dejan a las personas con mayor necesidad a merced de sus circunstancias. Necesitamos políticas valientes que aborden los diferentes retos e integren los elementos necesarios para asegurar una atención de calidad.

La hoja de ruta para un sistema eficaz requiere un presupuesto adecuado, que permita aumentar las plazas públicas en centros, servicios o programas y atienda a la precariedad laboral de los profesionales, asegurando su estabilización y garantizando ratios adecuadas. Es preciso reducir la capacidad de los centros con un modelo más personalizado. Nos urge una mayor especialización y profesionalización del sistema y recursos suficientes para el desarrollo de infraestructuras y una atención sociosanitaria integral bien coordinada.

En el caso de la dependencia, es preciso avanzar hacia un nuevo modelo de cuidados de larga duración que impulse la recuperación y el mantenimiento de la autonomía personal, intentando combatir posibles factores de riesgo. Hay que poner el foco en los cuidados en el hogar basado en recursos profesionales (Servicio Ayuda a Domicilio, Teleasistencia Avanzada, Cuidados Terapéuticos…), apostar por la puesta en marcha de viviendas protegidas, colaborativas con servicios de cuidados compartidos y otras formas de viviendas adaptadas.

Corregir las debilidades que arrastran los servicios sociales en nuestra comunidad es un gran reto por el que no podemos “pasar de puntillas”. Es esencial retomar la construcción normativa y práctica de un sistema más sólido, con mayor equidad territorial, que genere empleo esencial no deslocalizable, que profundice en el bienestar y permita a la población vivir dignamente. Porque la vulnerabilidad, y cómo la afrontamos desde lo colectivo, es una parte esencial de nuestras vidas y nos define como sociedad.