Comisiones Obreras del País Valenciano | 28 marzo 2024.

Respuesta de las trabajadoras de la Residencia Virgen del Remedio al Obispado

    Transcribimos la carta que las trabajadoras despedidas de la Residencia Virgen del Remedio han dirigido al Obispado de Orihuela-Alicante ante el escrito que este hizo público en relación al conflicto. Las trabajadoras, decepcionadas, continúan su calendario de movilización y mañana, viernes, a las 11 h estarán en la puerta de la Residencia (c/ Isla Corfú, 6 de Alicante) para seguir visibilizando sus demandas.

    09/08/2018.
    Concentración Residencia Obispado Alicante

    Concentración Residencia Obispado Alicante

    Estamos tristes y también decepcionadas.

    Somos las diez mujeres despedidas de la residencia Virgen del Remedio de Alicante, propiedad del obispado. Algunas hemos trabajado en este centro desde hace diecisiete años, otras quince, otras diez…

    Hemos vivido varios cambios en las empresas que han ido gestionando nuestros trabajos en el centro con las personas ancianas durante estos años, incluso cuando trabajábamos con anterioridad en el barrio de Benalúa.

    Pero ahora, La Saleta Care, la nueva empresa que gestiona la residencia ha decidido que desde el 1 de julio prescindía de nuestros empleos. No entendemos por qué hay otras compañeras y compañeros a los que se les ha respetado el puesto de trabajo, algo de lo que nos alegramos, y a nosotras no. ¿Es que hay trabajadores de primera y de segunda? ¿Por qué fue condición innegociable del obispado que siguieran los trabajadores de la fundación y no nosotras que pertenecíamos a otras empresas? ¿Pretenden que perdamos derechos adquiridos sin más?

    Sentimos, con estos despidos y de la manera que se han realizado, que nos han descartado y disculpad la palabra, pero nos han hecho sentir como a una mierda: ninguneadas, ignoradas, no tenidas en cuenta. Algunas de nosotras teníamos este empleo como la única fuente de ingresos en nuestros hogares. Otras tenemos una edad en la que nos a va costar mucho conseguir algún otro empleo. Pero esto no parece importarle a casi nadie. ¿Tanto costaba que pudiéramos seguir haciendo lo que hacíamos durante tantos años?

    Para ser justas, queremos agradecer que el vicario general y el ecónomo de la diócesis, responsables del obispado, nos recibieran al día siguiente de pedirles un encuentro para que nos contaran su versión de los hechos. Pero después de ese día, nada. Ni una respuesta o llamada para saber si habían hecho alguna gestión, para interesarse o intentar que no nos quedáramos en la calle sin más. Nos consta que desde CCOO han llamado y escrito de manera reiterada pidiendo alguna explicación más, sin obtener respuesta. Algo que nos cuesta entender, ya que responder es cuestión de mera educación. De hecho nos hemos enterado de la respuesta del obispado a nuestra situación de rebote: en una web de un medio de comunicación. No se han dirigido a nosotras ni a CCOO para respondernos personalmente. Una respuesta genérica, en lugar de personal, que nos ha hecho sentir tristes.

    El escrito parece motivado por las publicaciones aparecidas en medios de comunicación y en redes sociales y no por nuestra situación, personal y familiar. Parece que quieren lavar la cara al obispado con este escrito, pero nos da la sensación de que lo único que consiguen ante la opinión pública es lavarse las manos, como hizo hace muchos años Pilatos ante la muerte de un inocente. Y nosotras también somos inocentes. Somos víctimas de gestiones empresariales que nos sobrepasan, y que en definitiva nos descartan.

    En su escrito hablan de legalidad y se amparan en ella. Nosotras apelamos a la moralidad de la decisión que han tomado y que tienen en su mano revertir, porque siguen siendo los dueños de la residencia y son ustedes los que ponen las condiciones.

    “No hay esperanza social sin un trabajo digno para todos y todas, por eso es necesario perseguir como prioridad el objetivo del acceso al trabajo o su mantenimiento.”

    «No a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. (…) Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. (...) Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».

    Estas últimas son palabras del Papa Francisco y con ellas sí nos sentimos identificadas. No tanto con ese escrito frío y totalmente carente de empatía hacia nuestra situación.

    ¿Para qué quiere el obispado gestionar una residencia si no es para que los valores que como Iglesia quiere defender y proponer a la sociedad se vivan en ese centro de trabajo? ¿Para qué externalizar los servicios que allí se prestan a una empresa que tiene beneficios por doquier y que nos deja en la calle sin miramientos?

    Antes de acabar queremos dar las gracias públicamente a Vicenta, militante de la HOAC y usuaria del centro que alzó la voz cuando conoció la situación a la que nos estaban abocando. A varios militantes de la HOAC y la JOC, hombres y mujeres que han expresado su solidaridad con nuestra situación, a la plataforma “No más precariedad”, a la asociación de cantautores de Alicante que nos hizo un hueco en una de sus actuaciones para contar nuestra experiencia y recoger firmas y a nuestras familias que nos están apoyando en una causa que debería ser la de todos: la lucha por recuperar nuestros empleos en nuestro centro de trabajo.

    También queremos agradecer especialmente la cercanía, el trabajo y el cariño de la gente del sindicato CCOO en Alicante, que desde el primer momento han estado apoyando nuestra lucha y reivindicando junto a nosotras. Hoy entendemos un poco mejor la labor de los sindicatos, tan necesaria, organizaciones que defienden los derechos de las personas trabajadoras y que se ponen al lado de quienes sufrimos injusticias de este tipo.

    Hacemos un llamamiento a la empresa La Saleta. Nuestra pretensión es volver a trabajar en la residencia con los ancianos, a su servicio. Y en el caso de que no fuera posible hacerlo con todas, que se replanteen la posibilidad de devolver su empleo a aquellas que tenemos una situación más precaria e incierta.

    Gracias por la atención y os convocamos a las concentraciones que realizaremos a las puertas de la residencia nuevamente los días 10 y 17 de agosto de once a once y media de la mañana.

    Alicante a 6 de agosto de 2018

    María, Fermina, Mª del Mar, Rosi, Mª José, Paula, Rocío, Meme, Pepi y María.